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About Christian Crossing-Taylor

Licenciado en Periodismo por la San Pablo CEU de Madrid, Máster en Periodismo por la LSJ de Londres, Máster en Diseño de Páginas Web por Azpe Informática, diplomado en HTML, CSS, SEO y SEM en la ULL, Christian Crossing-Taylor disfruta escribiendo sobre marketing digital e historia. Es director de Online Marketing Dream y lleva las cuentas de varios clientes.

Andrea Doria

Tras ser almirante y hombre de estado genovés, en 1528 abandona a Francisco I de Francia para convertirse en hombre de confianza de Carlos I de España. Dicen que sin su flota el imperio español dificilmente hubiera podido gozar de tanta hegemonía en el Mediterráneo, pues prestó su flota en innumerables ocasiones, sobre todo cuando hacían falta grandes traslados de tropas. Valga de ejemplo la empresa de Corón (1532), la de Túnez (1535) y Argel (1541), o cuando en 1552 lleva de España a Italia a 6.000 hombres y 1 millón de ducados, necesarios para la guerra en Italia.
By | 2009-04-08T11:20:00+00:00 abril 8th, 2009|Biografías, Historia General|4 Comments

Tercios de Flandes: El Milagro de Empel

Resulta que el 8 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla estaba completamente bloqueado por el Almirante Holak, entre los ríos Mosa y Waal, durante la Guerra de los Ochenta años.
Se agotaron las ropas y los víveres y el bloqueo se estrechaba cada día más. Los enemigos solicitaron a los tercios una derrota honrosa, pero la respuesta fue evidente:
«Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos».
 
Ante tal respuesta, Holak abrió los diques de los ríos para inundar el campamento español. Pronto no quedó nada más que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.
By | 2022-12-09T07:58:55+00:00 marzo 24th, 2009|Historia General|2 Comments

La Guerra de los 80 años

Si en España guardamos cierto rencor a Francia por intentar invadirnos y ocupar nuestro territorio durante seis años (lo que tardamos en echarles), es lógico entender cómo nos miran desde los Países Bajos, donde todavía hoy se le dice a los niños que «si no se portan bien vendrá el Duque de Alba», en vez del coco.

La Guerra de los Ochenta años, o Guerra de Flandes, enfrentó a las diecisiete provincias de los Países Bajos contra su soberano, el Rey de España. La rebelión comenzó en 1568 y acabó en 1648, cuando por fin se les reconoció como independientes.
El mantenimiento de La guerra de los Ochenta años, que duró tantos años como su nombre indica, acabó hundiendo a la economía española, provocando sucesivas bancarrotas y dinamitando la imagen de todos los españoles. (durante esta guerra nació la Leyenda Negra).
Pero hay otra forma de verlo. Una forma que tenga en cuenta la política de la época, la amenaza de guerra y la contextualización. ¿Alguien puede dudar de la importancia geoestratégica de Flandes para un imperio como el español, con la cantidad de enemigos que había creado? Significaba una amenaza constante para Inglaterra, otra para Francia;  colocaba a España a las puertas del Sacro Imperio Romano Germánico y era el pasillo también, para entrar en Alemania por el norte.
No obstante, allí nunca se quiso a España y debió haber rectificado antes de perder todos los hombres que perdió, sin ni siquiera mencionar el dinero. Pero parece que la culpa de todo la tenía la herencia de un gran rey, Carlos I, que heredó todos esos territorios por via paterna (Habsburgo), y que decidió cederlos a su hijo tras abdicar en él, dos años antes que la rebelión, en 1556. A Carlos I le respetaban, porque era un rey políglota y de gentes, pero no hicieron lo mismo con Felipe II, pues no hablaba su lengua y además se empeñó en convertirles al catolicismo, de manera intransigente, cuando estaba clarísimo que eran calvinistas, no querían a su soberano, no querían tener nada que ver con España y ni mucho menos con sus curas.
Pero de nuevo, si contextualizamos y nos ponemos en la piel de Felipe II, nos damos cuenta de que él y toda su gente, familia e incluso mascotas, estaban convencidos de que España debía ser el guardián del Catolicismo en Europa, por mucho que ahora esto nos parezca una necedad. Lo comprendamos o no esto era así.
Este periodo de tiempo aglutina más de 19 batallas, cada una de las cuales pudiendo ofrecer folios y folios de información, siendo de las más importantes el Asedio de Breda, la Batalla de Rocroi, Jemmingen, Haarlem, Ostende, Amberes y demás.
Sin duda especial mención merecen también personajes de la época como el tercer Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Guillermo de Orange, Ambrosio Spínola, Isabel I de Inglaterra y un sinfín de otros nombres a los que tendría que dedicar alguna pequeña biografía, por la cantidad de cosas que tienen que contar.
Esto ha sido sólo una pequeña reflexión de lo que allí aconteció, que tiene como objetivo persuadir a los realmente interesados a que sigan investigando, porque es una guerra, lastimosamente, apasionante.
By | 2017-03-06T01:30:34+00:00 marzo 16th, 2009|Batallas, Historia General|6 Comments

Poderoso Caballero es Don Dinero

Madre,
yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.

Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,Y
es en Génova enterrado.

Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.

Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.

Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.

Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Don Francisco de Quevedo

By | 2009-03-11T13:52:00+00:00 marzo 11th, 2009|Historia General, Poesía|3 Comments

La Canción del Pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,

en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento,
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega velero mío sin temor,
que ni enemigo navío ni tormenta,
ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas hemos hecho
a despecho del inglés
y han rendido sus pendones
cien naciones a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa sea cualquiera,
ni bandera de esplendor,
que no sienta mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!» es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas yo divido
lo cogido por igual;
sólo quiero por riqueza
la belleza sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!, Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío.


Y si caigo, ¿qué es la vida?
Por perdida ya la di,
cuando el yugo del esclavo,
como un bravo sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

Son mi música mejor aquilones,

el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno al son violento,
y del viento al rebramar,
yo me duermo sosegado,
arrullado por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

José de Espronceda (1808-42)

By | 2009-02-27T19:27:00+00:00 febrero 27th, 2009|Historia General, Poesía|4 Comments

Piet Hein

La Guerra de los Ochenta Años, que enfrentó a las provincias rebeldes de los Países bajos contra la Corona Española, por intentar que aceptaran el catolicismo como única religión, trajo consigo capítulos bélicos de lo más «atractivos»; personajes como el Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Don Juan y Guillermo de Orange, y peripecias como la acontecida en la Batalla de la bahía de Matanzas (Cuba), donde los holandeses demostraron ser, una vez más, mucho más nobles que nosotros.
Allí, se hicieron con el control de 16 barcos de nuestra flota de indias, tras un cruentro cañoneo mutuo, y en vez de tomar prisioneros o matarlos a todos, robaron nuestras pertenencias para financiar la resistencia rebelde en Europa y dieron suministros necesarios a la flota española restante para que llegaran sanos y salvos a Cuba.
El artífice de esta obra de arte fue el almirante holandés Piet Hein, que fue nombrado héroe nacional al llegar al viejo continente. Astuto caballero donde los haya. Dando ejemplo. Viva él y su familia. Mis respetos.
(FOTO: Andy Simmons)
By | 2009-02-21T13:54:00+00:00 febrero 21st, 2009|Biografías, Historia General|0 Comments

La Guerra de la Oreja de Jenkins y El Silencio de Inglaterra

«Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve»

La Guerra de la Oreja de Jenkins en realidad se llama la Guerra del Asiento, un conflicto bélico que duró de 1739 a 1748. Se llamó así porque la historiografía inglesa la denominó War of Jenkins’ Ear.

Paseaba el guardacostas español Juan León Fandiño por los mares de La Florida (posesión española en EEUU), cuando de repente se encuentra al Rebbeca (barco inglés) capitaneado por Robert Jenkins.

Tras abordarlo, Fandiño ordena a sus hombres a quitarle una oreja al británico, y al hacerlo le dice: «Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve«. Se van a casa enfadados y tras conocer la noticia en Inglaterra, su primer ministro Mr. Walpole, presionado por magnates de la City, declara la guerra a España, no sólo por esta anécdota sino para intentar acaparar nuevos mercados. (más…)

Tercios de Canarias

El actual Regimiento de Infantería Tenerife Nº 49, tiene sus orígenes en los mismísimos Tercios de Flandes.

En la primera mitad del siglos XVI, llegaron de la península 600 hombres bajo el mando del Capitán General de Canarias, D. Luis de Cuevas, para formar lo que en 1629 se llamó Tercio de Canarias, que tal y como les presento a continuación, luchó honorablemente en toda Europa, y mientras iban cayendo los originales peninsulares, el regimiento se fue componiendo de los nuevos canarios.

El Tercio de Canarias participó gloriosamente en:

«Guerra de Flandes» (1643): Batalla de Rocroy, donde queda prácticamente destruido.

«Defensa de la Isla de Tenerife» (1655): Rechaza los ataques del almirante inglés Drake y Capitán de Navío Stayner.

«Defensa de la Isla»(1705): Rechaza el ataque del Almirante inglés Genings.

«Defensa de la Isla»(1769): Rechaza el ataque del Almirante Windou en las playas de los Cristianos y la Orotava.

«Reconquista de Orán»(1732): Acción de la toma del Castillo de Mazalquivir y reconquista de Orán a los argelinos.

«Guerra del Rosellón»(1794-1795): Acciones de San Lorenzo de Muga. (más…)

By | 2009-02-19T18:11:00+00:00 febrero 19th, 2009|Historia General, Misterios|0 Comments

Una visión inglesa de Trafalgar

Tras leer «When it happened» del británico George Chamier, que explica brevemente todos los capítulos más importantes de la historia de las islas, de entre ellos Trafalgar, descubro un detalle fundamental para entender la estupidez de haber sacado las flotas (francesa y española) de la bahía de Cádiz cuando sabíamos que Nelson estaba ahí fuera, en 1805.
Resulta que Napoleón llevaba tiempo riéndose de Villeneuve porque le creía cobarde e incapaz de enfrentarse a Nelson en una batalla naval.
La ironía de la vida colocó a Villeneuve al mando de las flotas hispano-francesas de la bahía, y tras conocer la noticia de que Nelson les estaba esperando, se armó de valor y decidió salir de Cádiz para ir en su busca y así redimirse ante Napoleón.
A pesar de que las órdenes eran que debían permanecer refugiados en la «U» de Cádiz, la verdad es que fue Nelson, y no el error de salir de la bahía, el que decidió el curso de la batalla, volviendo a demostrar lo maestro naval que era.
Ordenó a su flota a formar dos líneas paralelas que debían dirigirse directamente hacia la línea hispano-francesa, para así dividirla en tres partes, y tras recibir mucha caña hasta llegar a romper la línea, una vez rota los ingleses, mejor posicionados, destruyeron la flota napoleónica, una buena parte de la española, y se aseguraron el dominio de los mares durante al menos 100 años más.
Sin embargo, Nelson murió en Trafalgar, pero cuenta Chamier que antes de morir recibió la noticia de que había ganado la batalla, por lo que supongo, se fue a gusto, el hijo puta.
Sin duda nos tuvo que tener cariño, tras perder un brazo en Tenerife y morir contra los mismos en nuestros mares.
[En la foto, contemplamos la muerte de Cosme Damián Churruca, de los Churruca de toda la vida, personajes donde los haya].
By | 2017-03-21T15:17:52+00:00 febrero 8th, 2009|Batallas, Historia General|3 Comments
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