Manifiesto Comunista: Karl Marx

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Manifiesto Comunista: Karl Marx

A mi juicio, el manifiesto comunista no es una obra de autor único, ni mucho menos hecha para impresionar a nadie, ni para vender ejemplares, precisamente porque no fue un solo hombre quien decidió crear este libro, sino todo un grupo de ideólogos comunistas, la famosa Liga de los justos.

Se hizo para dar a conocer una nueva ideología que había nacido gracias a lo que en principio era su gran enemigo, el capitalismo de la burguesía del siglo XIX.

Como autor principal del Manifiesto Marx destaca el nacimiento de una nueva clase social creada gracias a la explotación laboral del capitalismo burgués, el proletariado. Inteligentísima observación hace Marx al decir que antes de comenzar con la instauración del comunismo, hace falta que esta nueva clase crezca ilimitadamente (y lo está haciendo) y sobre todo que tome conciencia de clase, para luego “revolucionarse” y lograr unos derechos dignos. La revolución no funcionaría sin estos dos requisitos.

Marx hablaba también de la expansión del comunismo, hecho que Stalin y Lenin confundieron en esencia, e intentaron conseguirlo por la fuerza, invadiendo países.
La idea colectivista del comunismo representa una nueva forma de vivir, una nueva forma de organizarse, una contraposición al sistema que en Europa y América estaba triunfando, el capitalismo. Y por ello, tenía que llegar a su mismo nivel de desarrollo, expandiéndose rápido.

Como no ha existido nunca una representación política fiel a los ideales comunistas difundidos por Marx y Engels, la gente suele caer en el error de desprestigiarlo, alegando que la URSS fue un auténtico fracaso, y que sólo hay que fijarse en el régimen de Castro para comprender que el comunismo es una mera utopía, que sólo puede instaurar su ideología política por la fuerza.

La verdad es que el único país que está saliendo adelante con un régimen comunista es China, pero intrínsecamente no es tan comunista como muchos piensan, ya que su política económica no puede tener más principios liberales, capitalistas, en fin, individualistas. Y es la forma de administrar la economía lo que más dice sobre un país.
Como bien dice el prólogo del Manifiesto Comunista, Marx quedaría profundamente indispuesto al analizar los regímenes comunistas que se crearon a partir de su libro. Ojalá estuviera aquí él, para explicar a muchos qué pretendía exactamente.

By | 2017-03-06T02:02:22+00:00 septiembre 8th, 2009|Historia General|3 Comments

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Licenciado en Periodismo por la San Pablo CEU de Madrid, Máster en Periodismo por la LSJ de Londres, Máster en Diseño de Páginas Web por Azpe Informática, diplomado en HTML, CSS, SEO y SEM en la ULL, Christian Crossing-Taylor disfruta escribiendo sobre marketing digital e historia. Es director de Online Marketing Dream y lleva las cuentas de varios clientes.

3 Comments

  1. Ranf 31 octubre, 2009 at 3:59 pm - Reply

    Creo que el comunismo es una utopia simplemente porque el mundo actual no permite un sistema de tal naturaleza, tendría que pasar mucho tiempo para que las personas se den cuenta que sómos una comunidad y no grupos divididos por naciones, debería de extingirce el capitalismo para llegar un nuevo orden economico y social…
    Quien sabe lo que pase despues, pero si esque ocurre lo mas probable es que ya no exista.
    Muy buena página.

  2. Raúl Soler 30 julio, 2010 at 11:04 pm - Reply

    EL COMUNISMO EN LA HISTORIA
    Quizá una de las razones por las que el comunismo tiende a aparecer al comienzo de las civilizaciones, es la de que prospera más fácilmente en tiempos de escasez, en aquel en el que el común peligro del hambre funde al individuo en el grupo.
    Cuando llega la abundancia y disminuye el peligro, disminuye también la cohesión social y crece el individualismo. El comunismo termina donde el lujo empieza.
    A medida que la vida en una sociedad va haciéndose más compleja y la división del trabajo va diferenciando a los hombres en diversas ocupaciones y oficios, se hace cada vez más improbable que cada una de esas ocupaciones y oficios sean igualmente valiosos para el grupo. Inevitablemente, aquellos a quienes una mayor aptitud permite realizar funciones más vitales, tomarán más que una parte igual de la creciente riqueza del grupo. Cada civilización creciente es escena de crecientes desigualdades; las diferencias naturales de las cualidades humanas se juntan a las diferencias de oportunidad para producir diferencias de riqueza y poder; y allí donde la ley o un déspota no las suprime, estas desigualdades alcanzan finalmente un punto crítico en el que los pobres ya no tienen nada que perder por la violencia, y el caos de la revolución nivela a los hombres de nuevo en una comunidad de miseria.
    De ahí que el sueño del comunismo quede en toda sociedad moderna como un recuerdo racial de una vida más simple y más igual, y allí donde la desigualdad y la inseguridad se hacen insoportables, los hombres desean el retorno a un estado de cosas que idealizan, recordando su igualdad y olvidando su pobreza. Periódicamente, la tierra sufre un nuevo reparto, legal o no, sea hecho por los gracos en Roma, los jacobinos en Francia o los comunistas en Rusia; periódicamente la riqueza sufre un nuevo reparto, sea por violenta confiscación de la propiedad o por confiscatorios impuestos sobre la renta y los legados. Luego la carrera por la obtención de riqueza, bienes y poder empieza de nuevo, y la pirámide de la aptitud vuelve a formarse; cualesquiera que sean las leyes promulgadas, el hombre más apto consigue de uno u otro modo obtener el suelo más rico, la posición mejor, la parte del león; pronto es ya lo bastante fuerte para dominar el estado y redactar o interpretar las leyes, y con el tiempo la desigualdad se hace tan grande como antes. En este aspecto, toda la historia económica es el lento latido del corazón del organismo social, vastas sístole y diástole de la riqueza que naturalmente se concentra, y la revolución que naturalmente estalla. “La Historia de la Civilización”, Will Durant, tomo 1/24, “Nuestra Herencia Oriental”, pag. 643, Editorial Sudamericana

  3. Amigo Rojo 1 septiembre, 2011 at 8:25 pm - Reply

    Hola que tal reciban saludos me he metido aquí a escribir sólo para abordar un poco este tema del Manifiesto del Partido Comunista. Mi pseudónimo es Amigo Rojo pero no es para que piensen que soy un fanático de la doctrina comunista en su significado más rancio al contrario; más bien mi intervención es para colaborar un poco en lo que podemos expresar que es la obra del Manifiesto del Partido Comunista; un texto político realmente inteligente hecho para difundir dos ideas fundamentales: una es el trabajo político necesario para abolir la explotación capitalista; y otra hacer un llamado a la necesidad de comprender el método para lograrlo, el cual no sólo habría de ser la Revolución sino también comprender que existe un método que nos conduce a comprender el concepto del Mundo después de consumar dicha Revolución emancipadora de la explotación del hombre por sí mismo.

    El método no es otra cosa que el sistema filosófico de la Dialéctica Hegeliana, al cual Marx transformó «poniéndolo sobre sus pies» es decir lo llevó de ser un aparato de categorías abstractas casi incomprensibles a ser un sistema epistemológico -un método científico para conocer e interpretar la realidad que percibimos con nuestros sentidos en sus dos manifestaciones: realidad de las sociedades humanas y realidad de la naturaleza y sus fuerzas.

    Así Marx empleó gran parte de su energía cerebral y física en desarrollar la teoría de la economía política para analizar sus fenómenos tales como el dinero, la mercancía, la circulación, la plusvalía simpre empleando las categorías lógicas de la dialéctica Hegeliana y de ahí surge Das Kapital su obra cumbre, por su parte Engels se dedica a trabajar con el mismo método pero en el aspecto filosófico-metodológico dirigido hacia las ciencias naturales. Lo malo es que Marx nunca pudo aunque lo pretendió desarrollar y publicar su método de la dialéctica al cual llamó y por ahora lo conocemos como Materialismo Dialéctico.

    En fin refiréndome a lo que dice el texto acerca de que «Marx quedaría indispuesto viendo lo que su libro originó» la verdad yo le puedo expresar que ninguna culpa tuvo Marx en la creación de estados totalitarios desvirtuadores del sistema de penamiento dialéctico y marxista ni mucho menos sus libros y obras a las que se convirtió en verdaderos libros religiosos y a un sistema científico en una verdadera doctrina petrificada, tampoco tiene culpa de que ningún luchador social comunista de otras décadas posteriores a él a excepción de Lenin y Trotsky hayan comprendido cabalmente el programa político de marx y muchísimo menos su sistema de la ciencia que por toda cosa lo que fundamentalmente perseguía era -La Concepción Dialéctica del Mundo-. Saludos

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