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Mary Mallon, la mujer que puso en jaque a la sociedad neoyorquina de principios del siglo XX


Wikimedia // Lupo // Public Domain 

La historia está plagada de personajes interesantes. Hombres y mujeres que cambiaron el mundo con sus acciones o pensamientos. Todo el sistema de valores que conocemos en la actualidad y que rige nuestro día a día no habría sido posible de no ser por figuras como las de Julio César, Cleopatra, Catalina la Grande o Napoleón.

Sin embargo, en más de una ocasión, es difícil distinguir la fina línea que separa la maldad y bondad de estos personajes, saber con exactitud si fueron villanos o víctimas. Precisamente esta duda surge alrededor de una mujer que pasó a la historia por ser la causante del contagio de fiebres tifoideas de decenas de personas de manera, presumiblemente, accidental. Hablamos de Mary Mallon, más conocida como “Mary la tifoidea”.

A principios del siglo XX, la ciencia había avanzado lo suficiente como para tratar de comprender el origen, desarrollo y expansión de las epidemias. Desde hacía años se extremaba la higiene en aquellos procesos que precisaban la manipulación directa de los alimentos. No obstante, todavía quedaba mucho por hacer. Sucesos como el Gran Hedor que experimentó Londres en la segunda mitad del siglo XIX por una mala gestión de los residuos fecales ponían en evidencia la precariedad de los mecanismos públicos empleados para evitar una alarma sanitaria. De hecho, llama especialmente la atención que la primera pavimentación de las calles europeas, así como la puesta en marcha de un sistema de alcantarillado, se llevase a cabo en el siglo XVIII. Una fecha especialmente tardía si tenemos en cuenta que ya los romanos -a quienes debemos no solo avances en el campo de la arquitectura, el urbanismo o la organización social, sino también en la puesta en marcha de hábitos lúdicos, como los juegos de dados o las apuestas, o de una nueva dieta alimentaria– se habían mostrado especialmente preocupados por la higiene de sus ciudadanos, diseñando sistemas de desagües y espacios públicos para asearse.

El caso de Mary Mallon puso de manifiesto la necesidad de ampliar más la cobertura sanitaria, y de investigar en profundidad el modo en el que se manifiestan algunas enfermedades.

Mallon llegó a Nueva York en 1884 en busca de una vida mejor. De origen irlandés, la joven Mary comenzó a trabajar como sirvienta en varias casas de gente adinerada. Sin embargo, Mallon pronto se decantó por el oficio de cocinera, el cual reportaba unos ingresos mayores a los que obtenía como sirvienta.

En 1900 consiguió su primer trabajo como cocinera en una casa de Mamaroneck. En las dos semanas que estuvo allí, todos los residentes de la casa contrajeron fiebre tifoidea sin que se conociese qué la había provocado. En 1901, Mary se trasladó a Manhattan en donde, de nuevo, la familia para la que trabajaba cayó enferma. Lo mismo ocurrió en el resto de casas en las que Mallon trabajó durante los cinco años siguientes. Su modus operandi era siempre el mismo: Mary llegaba a trabajar a una casa nueva y cuando alguno de los habitantes caía enfermo, se marchaba en busca de un nuevo empleo.

La realidad que se escondía tras estos repentinos contagios, cuyas causas nadie lograba explicar, se destapó en 1906. Fue ese año cuando Mary comenzó a trabajar para el prestigioso abogado Charles Henry Warren en su casa de verano. Tras la llegada de Mary al servicio, la hija pequeña de Warren cayó enferma de fiebre tifoidea. La noticia impactó enormemente a la sociedad de la época, ya que los Warren eran una familia adinerada que tenía acceso a alimentos de primera calidad y a importantes servicios sanitarios. Que uno de sus miembros contrajese una enfermedad asociada a las clases más bajas era, cuando menos, sorprendente. Más llamativa se volvió la situación cuando la mujer de Warren, otra hija, el jardinero y dos camareras también cayeron enfermos.

George Thompson, propietario de la casa en la que se alojaban los Warren, contrató al ingeniero sanitario George Soper para que registrase la casa en busca del foco de la enfermedad. Para sorpresa de todos, la casa estaba en perfecto estado, tan solo había un hilo del que tirar para encontrar el origen de los contagios: la cocinera Mary Mallon, que ya había abandonado el lugar.

Tras rastrear la nueva ubicación de Mallon, y de comprobar lo ocurrido en sus empleos anteriores, Soper, con ayuda de las autoridades neoyorquinas, consiguió muestras biológicas de la mujer para comprobar si estaba enferma. Los resultados causaron un gran impacto en la comunidad científica del momento: Mallon era portadora de la enfermedad y podía contagiarla a terceros, pero ella no había desarrollado ninguno de los síntomas.

Mary Mallon durante su cuarentena en el Hospital de Riverside

Con este diagnóstico, Mary fue puesta en cuarentena en el Hospital de Riverside, ubicado en la isla de North Brother, en marzo de 1907. Su caso era especialmente complicado, pues si bien la mujer representaba un peligro para la salud pública, no había cometido ningún crimen de forma premeditada que justificase su encierro. Tres años después de su ingreso en el hospital, Mary fue puesta en libertad a condición de que nunca más trabajase como cocinera por los riesgos que eso supondría.

Sin embargo, ante la falta de ayudas económicas, Mary se vio obligada a incumplir su promesa y regresar a su antiguo trabajo a pesar de ser consciente de que podía causar la muerte a aquellos para los que cocinaba. Cinco años después, en 1915, un nuevo brote de fiebre tifoidea volvió a activar las alarmas en la ciudad de Nueva York. Mary Mallon, que ahora empleaba el nombre de Mary Brown, se escondía tras estos contagios.

Tras el suceso, un juez dictaminó su cuarentena definitiva. Mallon regresó así a North Brother, en donde permaneció aislada durante más de dos décadas hasta su muerte en 1938. La prensa de la época la demonizó, pues si bien durante los primeros contagios Mary desconocía ser portadora de la enfermedad, durante el segundo brote era plenamente consciente de las consecuencias que podía acarrear su regreso a su labor como cocinera. No obstante, Mallon siempre defendió su inocencia, alegando que jamás había desarrollado la enfermedad.

Los datos que se conocen en la actualidad hablan de 53 personas contagiadas y 3 fallecidos. Con todo, es probable que fueran muchos más. El interés generado por Mary Mallon ha provocado la puesta en marcha de una miniserie sobre su historia, basada en el libro de Mary Beth Keane, que estará protagonizada por Elizabeth Moss.

By | 2020-10-28T19:52:50+00:00 noviembre 18th, 2019|Historia General|0 Comments

¿Por qué entró Japón en La II Guerra Mundial?

¿Nunca os habéis preguntado por qué Japón se alió con Hitler y Mussolini en la Segunda Guerra Mundial? Pues empecemos por el principio…

A principios del siglo XIX y antes de 1858, Japón se encontraba gobernada por el shogunato Tokugawa, una dictadura militar en la que el Shogun era el general en jefe de todas las fuerzas armadas, y por encima de él, sólo estaba el Emperador de Japón.

El Clan Tokugawa llevaba gobernando Japón desde 1603 y desde entonces hasta mediados del siglo XIX ya habían gobernado 15 Shogun distintos. El Clan Tokugawa, de un marcado carácter aislacionista, sólo se entiende si sabemos que antes de ellos hubo una especie de guerra civil que duró casi cien años, lo que se conoce como el Período Sengoku. Tras esta guerra civil, Japón quedó destruida y los Tokugawa pensaron que lo mejor que podían hacer era reconstruir el país mediante un aislacionismo conocido como Sakoku, donde se prohibía la salida del país a cualquier japonés y se restringía el comercio individual con el extranjero.

Sabiendo esto a modo de introducción, ¿adivináis a qué país le incomodaría este encerramiento del Japón? ¿Qué países o Imperios no podían tolerar el hecho de no poder comerciar con un territorio tan sumamente prometedor como Japón? Efectivamente amigos, EEUU y Gran Bretaña.

El 8 de Julio de 1853, fecha importantísima que mencionamos en el primer párrafo, los japoneses se levantan de madrugada para trabajar como todos los días y antes de poder desearle los buenos días al vecino se encuentran conque 4 buques estadounidenses liderados por el Comodoro Perry se habían asentado en la bahía de Edo (actual Tokio).

Posible aspecto de los buques estadounidenses de Perry

Ante la amenaza de guerra, el shogún se vio forzado a firmar acuerdos desiguales con EEUU y Reino Unido, garantizando a estos la extraterritorialidad de varios puertos, quedando estos al margen de las leyes niponas y la autoridad del shogún. Como es de esperar, Japón es humillada y los habitantes comienzan a indignarse con el shogún y obviamente con las potencias extranjeras. Pronto iba a cambiar todo…

Comienza así la Guerra Boshin, entre partidarios y detractores del shogún (1868-69). Ganan los detractores y se refuerza así la figura del Emperador, con un claro enfoque xenófobo y revanchista. De hecho, comienza en Japón también su propia revolución industrial. El Imperialismo japonés se estaba forjando a toda prisa y los primeros afectados fueron Corea y China, que sufrieron la rabia japonesa antes que nadie. El Imperialismo era ya una necesidad en Japón ya que habían entendido que las naciones más fuertes subyugaban a las más débiles.

Ahora fue Japón quien amenazó a Corea a abrir sus puertos para el comercio, de mala gana. Pero China también estaba en el ajo, y no podía permitir que Japón se hiciera con el control de Corea, por lo tanto, comenzó la Primera Guerra Sino-Japonesa. La Paz de Shimonoseki en 1897 se tradujo en una auténtica derrota para China saliendo Japón reforzada. China además pierde Formosa (Taiwán) y la península de Liaotung.

Así nace una nueva potencia. Una potencia que ya no le tenía miedo ni a Rusia, y en 1904 estalla la guerra ruso-japonesa, donde los buques japoneses derrotan a los rusos en el Báltico. Japón gana así otra guerra y además consigue una paz con Reino Unido para así convertirse en la primera potencia de Asia.

Avance Japonés antes de la II Guerra Mundial

Durante la I Guerra Mundial (1914-18) Japón se mantuvo al margen pero se alió con la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia). Así, Japón aprovechó para conquistar el territorio chino de Shandong y de posesiones alemanas en el Pacífico Sur. Además, se convirtió en uno de los cuatro miembros permanentes del Consejo de Naciones, nada más y nada menos…

En el período de entreguerras, obviamente Corea y China intentaron por todos los medios librarse del dominio japonés. Por otro lado, a la misma vez que Japón se democratizaba, también creció la extrema derecha en el país, reacia a los nuevos pactos con Occidente, especialmente con EEUU, Francia y Gran Bretaña. La crisis económica de 1929 no hizo más que darle más la razón, verídica o no, a los extremistas, que culpaban de todo a su régimen y en 1926 Hirohito se convirtió en Emperador de Japón.

Hirohito (Emperador de Japón)

Entre los años 20 y 30 del siglo XX se crea en Japón una facción política dentro del Ejército Imperial Japonés llamada Kodoha.  Pretendían promover ideales totalitarios, militaristas y expansionistas. Apoyaban a su vez la guerra contra la Unión Soviética. A su vez este grupo político originó la creación de su propia oposición, los llamados Toseiha. A pesar de que coincidían en ideales como el de la defensa nacional y la reforma política, los Kodoha querían un ataque preventivo contra la Unión Soviética orquestado desde Manchuria (China) oponiéndose a más conquistas en territorio chino, mientras que los Toseiha preferían una expansión cautelosa y defensiva. Estos grupos políticos se enfrentaron entre sí por el dominio del ejército y finalmente salió vencedor el Kodoha. Estos últimos también protagonizaron un intento de golpe de Estado, el conocido como Incidente del 26 de febrero de 1936, cuyo objetivo era tomar el control del estado para llevar a cabo su estrategia de reforzamiento de Manchuria y finalización de expansión por China. Pero no lo consiguieron, y esta misma expansión por China fue la causante de la segunda guerra sino-japonesa y la antesala de la II Guerra mundial en Asia.

Para 1935, Japón ya tenía el control de Corea, Manchuria, Taiwán, varias islas del Pacífico y los territorios chinos que consiguió en Versalles tras la I guerra mundial. Tal y como explicamos antes, en 1937 estalla la segunda guerra sino-japonesa en la que tras sufrir decenas de miles de muertes, Japón termina siendo nuevamente victoriosa contra China. Un año antes, en 1936, con unas relaciones deterioradas con los EEUU, Japón firma con Hitler el Pacto Antikomintern. Consecuentemente, EEUU da por finalizado el pacto comercial bilateral con Japón, y este último país aprovecha la debilidad de Francia para hacerse todavía más fuerte en el sudeste asiático conquistando la Indochina francesa.

Para más inri, EEUU respondió embargando las exportaciones de petróleo e intentó obligar a Japón a abandonar China, pero Japón, era un país muy distinto al de décadas anteriores e hizo oídos sordos. La guerra era ya inevitable y en 1941 (7 de diciembre), Japón bombardea Pearl Harbour para acabar con buena parte de la flota estadounidense, así entrando plenamente en guerra contra los aliados en la II Guerra Mundial. Así pues un puñado de militares fanáticos de extrema derecha o fascistas totalitarios, como guste, inició una guerra que acabaría en desastre total y en una total ruina económica para Japón. En agosto de 1945, el presidente de los EEUU, Harry Truman, ordenó dos ataques nucleares en Hiroshima y Nagasaki y el resto, señores, ya lo conocemos.

Fuentes:

1.- Nº 103 de la Revista Muy Historia.

2.- Historia Oxford del Siglo XX. Michael Howard y W.Roger Louis. Editorial Planeta.

3.- Ataque a Pearl Harbour en Imágenes. National Geographic en
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ataque-pearl-harbor-imagenes_10955

By | 2024-04-03T09:13:13+00:00 mayo 1st, 2019|Batallas, Historia General|2 Comments

Origen e Historia del Baloncesto

Al contrario de lo que sucede con otros deportes, en el caso del baloncesto nos encontramos con un origen claro y determinado y un creador bien conocido: el profesor James Naismith. Nacido en el pequeño pueblo de Ramsay, en Ontario, Canadá, demostró ya durante su formación universitaria un notable interés en la fisiología deportiva. Cuando, en 1891, se encontró con que tenía que buscar un juego para la School for Christian Workers que se pudiese practicar a cubierto, que resultase entretenido y que fuese completo desde el punto de vista atlético, Naismith descartó adaptar juegos que se practicasen en exteriores (fútbol, lacrosse) a un espacio más reducido.

Con estos requisitos en mente y el recuerdo de un juego muy popular en sus días de estudiante, conocido como “duck-on-a-rock”, James Naismith creo de forma sintética las 13 normas que darían origen al deporte conocido como “baloncesto”. En sus inicios, se jugaba con una pelota de fútbol y dos cestos de los que se usaban en la época para la recogida del melocotón. Estos cestos se situaban en extremos opuestos de una cancha que apenas ocupaba la mitad de lo que exigen las dimensiones reglamentarias a día de hoy, y se colgaban a tres metros de altura. Con el reducido tamaño de la cancha, la opción de botar el balón para desplazarse todavía no se contemplaba y el juego era mucho más posicional y colectivo, al no poder correr cuando se tenía la posesión de la pelota. Otro detalle que no tardó en evolucionar fue la ausencia de tapa en la parte baja de los cestos; inicialmente, cada vez que uno de los dos equipos anotaba, era necesario auparse a una escalera (o a los hombros de un compañero) para rescatar el esférico.

El juego tuvo un éxito instantáneo y se propagó con rapidez gracias al apoyo recibido por parte de la YMCA. Naismith llegó a ser testigo del momento en el que su deporte se convertía en olímpico en los Juegos de 1936 celebrados en Berlín. Por el contrario, no llegaría a ver cómo el baloncesto se ha establecido como uno de los deportes más populares del mundo, un espectáculo de masas que mueve miles de millones a nivel global y que está completamente diversificado. Hoy en día existen ligas diferentes, como la NBA, activa en torneos de deportes electrónicos, o la Liga ACB así como equipos reconocidos a nivel mundial como los Lakers or el Real Madrid, vigente campeón de la Euroleague de baloncesto.

El baloncesto, pese a lo relativamente reciente de su origen como deporte, bebe de la tradición de los juegos de pelota que se remontan a miles de años atrás. Egipcios, griegos, romanos, mayas… todos ellos disfrutaron con variaciones de la confrontación de dos equipos en una cancha con un balón (o equivalente) de por medio. El Episkyros (en griego, “defensor”) fue tremendamente popular en la Antigua Grecia, un juego que se practicaba con una pelota de cuero y que permitía el uso de las manos. Un equipo lanzaba el balón al campo contrario y trataba de evitar que este traspasase la línea de tanto situada a sus espaldas. GalenoAntífanes y Arriano lo citaron en sus textos.

En Britania, durante el siglo I a.C., las milicias romanas practicaban en sus entrenamientos un juego conocido como Harpastum. En un campo de juego establecido con cabos, había que conseguir que el balón acabase tocando la cuerda situada en el extremo contrario del campo de cada equipo. No existían infracciones por el uso desmedido de la violencia, con la única excepción de causar la muerte. Una vez obtenido un punto o gol, el encuentro concluía. Era habitual que participasen entre cinco y seis jugadores por equipo, en enfrentamientos de reclutas contra oficiales.

Algunos de estos juegos tenían un marcado carácter litúrgico, como puede ser el del Pok ta pok maya, juego que asombró a Hernán Cortés a su llegada. Este se presentaba como una alegoría del choque de opuestos universales, de la lucha entre lo luminoso y las tinieblas. Cada equipo representaba a una de las dos facciones, seres de luz o de oscuridad y, golpeando la pelota con la cadera o los antebrazos, debían hacer que esta fuese atravesando unos aros situados en perpendicular al suero, como símbolo de los sucesos que habría de atravesar la humanidad. Las canchas, auténticos fosos con muros esculpidos en piedra, se convertían en un elemento más del juego al buscarse el rebote contra sus paredes para obtener un beneficio frente al contrincante. El destino del equipo ganador, eso sí, distaba mucho del concepto de éxito que hoy manejamos, ya que se cree que eran sacrificados de forma ritual, algo que se entendía como una manera de abandonar el sueño de este mundo para despertar en el universo de los dioses y vivir al fin en armonía eterna.Zona de los archivos adjuntos

By | 2020-10-28T19:53:01+00:00 marzo 29th, 2019|Historia General|0 Comments

Gastronomía de Veracruz

Veracruz es una de las regiones más visitadas de todo México. No sólo porque es una ciudad costera llena de hoteles, restaurantes y multitud de opciones para el ocio, sino porque sus paisajes, su ambiente y sus costumbres no dejan a nadie indiferente. Además en la región encontramos pueblos encantadores y mágicos. Al menos una vez en la vida debemos visitar Veracruz y conocer sus tradiciones y un poco de su historia. Usa esta lista de hoteles en veracruz para empezar a planificar tu viaje.

Pero si hay algo por lo que valga realmente la pena desplazarse hasta ese destino es la gastronomía. Veracruz, junto con otras ciudades como Córdoba o Jalisco, es una de las regiones más potentes a nivel gastronómico en todo México y Latinoamérica. La comida veracruzana es conocido sobre todo porque ha sabido combinar las raíces culinarias mexicanas con las importaciones extranjeras.

La cocina veracruzana

A mediados del siglo XIX, y gracias a la importancia estratégica que adoptó el Puerto de Veracruz, llegaron a esta región muchos productos culinarios de otras regiones del mundo. Los veracruzanos supieron adaptar los nuevos gustos a las costumbres de la regióny desarrollar una gastronomía local con personalidad propia. Veracruz fue la primera región en combinar la concina española con la tradicional mexicana y adoptó, como ninguna otra parte de Latinoamérica, algunas costumbres europeas. Además fue pionera en utilizar algunos utensilios culinarios que llegan del otro lado del mundo. Esto ha hecho que aún hoy Veracruz sea considerada una de las regiones pioneras en el desarrollo culinario de todo el país.

En Veracruz encontramos cuatro regiones gastronómicas claramente diferenciadas: la Huasteca, el centro, Sotavento y los Tuxtlas. Cada una tiene sus propios platos, pues, en cada una predominan unos ingredientes, un tipo de producto y una manera de hacerlo. Por ejemplo, en las tres primeras podremos notar más la influencia de la cocina española. Ahora bien, si algo tiene en común todas las regiones es que el producto de mar suele ser el protagonista. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta la cultura pesquera de esta región.

Platos típicos de Veracruz

Arroz a la tumbada. ¿Por qué a la tumbada? Pues bien, porque mientras lo cocinamos tenemos que tumbar la olla del fuego y servirlo de inmediato para que sea gustoso y no quede seco. Bien, se trata de un arroz a base de cebolla y mársicos, como el pulpo, el camarón o la jaiba y se cocina con un caldo rojo. Uno de los buques insignia de la región que cuando lo pruebes no podrás dejar de comer.

Chilapachole. Otro de los platos en el que el producto del mar es el protagonista. ¡Como no podía ser de otra forma en esta región! Se trata de un caldo que se elabora con chile de chilpaya, jitomate y pelotitas de masa. También debemos añadir jaiba, pescado y marisco. Puede ser camarón o pulpo o incluso puede ser una combinación de los dos. ¡Una delicia!

Pescado a la veracruzana. Sin duda el plato estrella de esta parte del país. Es un manjar de dioses, y no solo debes probarlo sino que te animamos a que aprendas a cocinarlo. ¡La opción perfecta para deleitar a tus comensales! Pide información sobre cursos de cocina en tu hotel en veracruz. Se elabora con robalo o huachinango, se hace al horno, y el secreto de este plato está en su salsa. Una salsa preparada con jitomate, cebolla, ajo y pimientos. El plato se acompaña con arroz, así puede ser perfectamente un plato único. Y el toque de gracia lo aportan las aceitunas cortadas en rodajas que se sirven por encima del pescado.

Zacahuil. Es un tamal gigante que lo hacemos con masa de maíz martajada, manteca de cerdo, chiles molidos y carne de cerdo. Es también una tradición en algunos puntos de la región, y no puedes irte de Veracruz sin probarlo.

Picadas. ¿Sabías que es el antojito más solicitado de toda la región? Fue la llegada de la manteca a México que popularizó este plato. De hecho la manteca supuso un cambio enorme para la cocina mexicana, ya que se empezaron a cocinar las cosas de otra forma. Y uno de los platos que se empezó a cultivar en aquella época fue el de Picadas. Es un plato muy similar a los sopes que se comen en el centro del país. Se sirven con casi toda comida y si no lo crees ¡visita a las familias veracruzanas y lo verás!

Estos son solo algunos de los platos que podrás probar en esta preciosa región. Pero verás que encontrarás muchas más opciones y es que la cocina veracruzana no deja de innovar, y en los cientos de restaurantes que encuentres podrás dejarte deleitar por sus invenciones. Siempre respectando las tradiciones del país. Pero además debes dejarte sorprender por las bebidas típicas del país y por sus postres, como el Cachum, las Gordas de dulce o el Trapiche del Rosario.  Así que ¡haz tus maletas y emprende un viaje gastronómico por Veracruz!  

By | 2020-10-28T19:53:10+00:00 febrero 26th, 2019|Historia General|0 Comments
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