La Canción del Pirata

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La Canción del Pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar sino vuela,
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,

en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento,
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega velero mío sin temor,
que ni enemigo navío ni tormenta,
ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas hemos hecho
a despecho del inglés
y han rendido sus pendones
cien naciones a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa sea cualquiera,
ni bandera de esplendor,
que no sienta mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

A la voz de «¡barco viene!» es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas yo divido
lo cogido por igual;
sólo quiero por riqueza
la belleza sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!, Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío.


Y si caigo, ¿qué es la vida?
Por perdida ya la di,
cuando el yugo del esclavo,
como un bravo sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

Son mi música mejor aquilones,

el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno al son violento,
y del viento al rebramar,
yo me duermo sosegado,
arrullado por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria, la mar.

José de Espronceda (1808-42)

By | 2009-02-27T19:27:00+00:00 febrero 27th, 2009|Historia General, Poesía|4 Comments

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Licenciado en Periodismo por la San Pablo CEU de Madrid, Máster en Periodismo por la LSJ de Londres, Máster en Diseño de Páginas Web por Azpe Informática, diplomado en HTML, CSS, SEO y SEM en la ULL, Christian Crossing-Taylor disfruta escribiendo sobre marketing digital e historia. Es director de Online Marketing Dream y lleva las cuentas de varios clientes.

4 Comments

  1. Anonymous 1 marzo, 2009 at 6:40 pm - Reply

    PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

    Madre, yo al oro me humillo,
    Él es mi amante y mi amado,
    Pues de puro enamorado
    Anda continuo amarillo.
    Que pues doblón o sencillo
    Hace todo cuanto quiero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    Nace en las Indias honrado,
    Donde el mundo le acompaña;
    Viene a morir en España,
    Y es en Génova enterrado.
    Y pues quien le trae al lado
    Es hermoso, aunque sea fiero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    Son sus padres principales,
    Y es de nobles descendiente,
    Porque en las venas de Oriente
    Todas las sangres son Reales.
    Y pues es quien hace iguales
    Al rico y al pordiosero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    ¿A quién no le maravilla
    Ver en su gloria, sin tasa,
    Que es lo más ruin de su casa
    Doña Blanca de Castilla?
    Mas pues que su fuerza humilla
    Al cobarde y al guerrero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    Es tanta su majestad,
    Aunque son sus duelos hartos,
    Que aun con estar hecho cuartos
    No pierde su calidad.
    Pero pues da autoridad
    Al gañán y al jornalero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    Más valen en cualquier tierra
    (Mirad si es harto sagaz)
    Sus escudos en la paz
    Que rodelas en la guerra.
    Pues al natural destierra
    Y hace propio al forastero,
    Poderoso caballero
    Es don Dinero.

    Fracisco de Quevedo Víllegas

  2. dtordable 2 marzo, 2009 at 9:16 am - Reply

    Has seleccionado un buen poema, aunque está muy visto. En efecto, he hecho la prueba y he podido recitar de memoria más de la mitad de los versos. Saludos mamarracho.

  3. Mata Mitos 2 marzo, 2009 at 7:30 pm - Reply

    Daniel recitar no es memorizar,
    hace falta más que saber enunciar,
    no vale enfatizar los pronombres
    ni leer de corrido al azar.

    Los versos tienen su tiempo,
    la estructura marca el momento,
    y el ritmo no es tan sencillo,
    como pareces querer aparentar.

    Lee, lee más,
    aún no has sabido leer,
    no has sabido entender,
    ¿A dónde vas?
    ¿De dónde vienes?
    La belleza solo se deja ver,
    cuando insistes en el querer.

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