Alfonso XIII tuvo la suerte o la desventura de ser educado bajo el control directo de dos mujeres y ser proclamado Rey de España nada más nacer. Creció en un ambiente severo, rígido y fuertemente clericalizado por su madre, María Cristina de Habsburgo Lorena. A diferencia de su padre, no gozó de formación en el extranjero y con tan sólo 16 años, en 1902, fue coronado Rey de España. Difícil tarea sería la que le sobrevendría en sus años de reinado. No obstante, a pesar de esa educación cerrada y casticista a la que fue sometido, Don Alfonso mostró, por lo menos en sus inicios como Rey oficioso, ser un profundo liberal, un modernizador nato y un europeísta a ultranza. Un adelantado a su tiempo, o más bien, a los tiempos que España estaba viviendo: una época decadente en donde las heridas del desastre del 98 aún se encontraban muy abiertas. Un país en donde la oligarquía, el caciquismo, el clero y el ejército ejercían un extraordinario poder en lo que se hacía llamar la España oficial.
Don Cristóbal de Olea no aparece en la Wikipedia, pero es el hombre que salvó a Hernán Cortés de morir en manos de los aztecas en dos ocasiones.
En palabras del mismo Bernal Díaz del Castillo, principal narrador de las hazañas de Cortés, Cristóbal de Olea era:
» … En todo lo que le venían hacer tan esforzado e presto en las armas, que le teníamos muy buena voluntad e le honrábamos, y él fue el que escapó de muerte a don Fernando Cortés en lo de Suchimilco cuando los escuadrones mexicanos le habían derribado del caballo «el Romo«, e le tenían asido y engarrafado para lo llevar a sacrificar; e asimismo le libró otra vez cuando en lo de la calzadilla de México lo tenían otra vez asido muchos mexicanos para lo llevar vivo a sacrificar, e le habían ya herido en una pierna al mismo Cortés, y le llevaron vivos setenta y dos soldados «.
Don Bernal no es el único que hace referencia a este hombre como El Salvador de Cortés, pues he encontrado otro libro que lo menciona como sujeto principal de su historia. ‘What IF’, libro editado por Robert Cowley, incluye un artículo de Ross Hassig titulado The Immolation of Hernán Cortés, en el que dice literalmente:
» Cortés escaped this fate only through the intervention of Cristóbal de Olea, who sprang to his defense, killed the four Aztecs who were dragging him off, and freed his leader at the cost of his own life«.
En Español: «Cortés escapó a este destino solo con la intervención de Cristóbal de Olea, quien saltó en su defensa, mató a los cuatro aztecas que lo arrastraban, y liberó a su líder a costa de su propia vida».
Según he podido comprobar en un artículo de ABC de ayer Martes 08/06/10, los guanches gozaban de una esperanza de vida superior a la de los europeos.
Así muestran las conclusiones de «Guanches. Una historia bioantropológica», del director del Instituto Canario de Bioantropología, Conrado Rodríguez Martín y de la biólogaMercedes Martín, acabando con esto un trabajo de investigación de más de 20 años con la colaboración del Museo Arqueológico de Tenerife.
No obstante hay que decir que los resultados sólo se refieren a los habitantes de Tenerife, «porque las otras islas eran un mundo en sí mismas», según Conrado Rodríguez.
Curiosa noticia nos trae ABC hoy gracias a la entrevista que realizó la Agencia EFE, que sacó otros datos significativos acerca de los guanches, como el hecho de que algunos superaban los 35 años siendo la media de 34, y que la estatura media era de 170 centímetros para los hombres y 160 cm para las mujeres, también superior a otras muchas poblaciones europeas del Siglo XV.
España también se ha metido donde no le llaman en más de una ocasión. Apoyó desde el principio la Guerra de Independencia de los Estados Unidos sobre todo con la ayuda de Don Bernardo de Gálvez, vizconde de Galvestón, Gobernador de Luisiana, político y militar español, héroe de Pensacola e hijo de otro militar, Matías de Gálvez y Gallardo.
Don Bernardo negoció directamente con Thomas Jefferson, Patrick Henry y Charles Henry Lee para firmar los términos por los que España ayudaría a los estadounidenses. Al final llegaron al acuerdo por el que Gálvez se comprometió a bloquear el puerto de Nueva Orleans para que los navíos británicos no pudieran utilizar el río Misisipi, pero también facilitó el camino de los ‘rebeldes’ americanos por todo el territorio al sur de la zona de guerra, perteneciente a España, ayudando con el envío de armas y municiones destinadas a las tropas americanas de George Washington y George Rogers Clark.
No fueron tres, fue sólo un hombre. Blas de Lezo y Olavarrieta ( 1689-1741), más conocido como Patapalo o Mediohombre, es uno de los más grandes personajes de la historia militar española y quizás francesa, a pesar de no haber triunfado en los libros de historia tanto como lo pudieron hacer otros muchos inferiores, que alcanzaron protagonismo por ser amigos de reyes, aristócratas o simplemente, conocidos de los encargados de hacer nombramientos…
Hablo de gente como la que intentó que Cristobal Colón no pasase a la historia, a pesar de sus méritos, en favor de otros elegidos como Americo Vespucio, pero que al final no consiguieron su objetivo, porque una vez más se demuestra que la historia y el paso del tiempo pone a cada uno en su sitio, y si realmente una vida valió lo suficiente como para difundirla, siempre habrá gente que la pregone, y este es el caso…
Con la Guerra de Sucesión, conflictos en el Caribe, disputas en el Mediterráneo y duelos a punta de espada en su currículum, Blas de Lezo destacó sobre todo gracias a la defensa de Cartagena de Indias contra los ingleses en 1741, guerra que lideró tan bien y causando tantas bajas al enemigo que hasta los ingleses trataron de olvidarla, batalla que desembocó en la Guerra de la Oreja de Jenkins. Wikipedia, que no es de las mejores fuentes de información pero que pasa constantes exámenes de rigurosidad (por parte de otros usuarios), afirma que fue el propio Jorge II de Inglaterra, el que prohibió toda mención sobre el fracaso del asedio de Cartagena de Indias.
La primera incursión vikinga en la península ibérica se produjo en el año 844 asaltando varios lugares de las costas de Galicia y Asturias, para ellos Jakobsland (Tierra de Santiago). Tras algunos incendios y saqueos, acabaron siendo repelidos por el Rey Ramiro I.
Tras el incendio de la ciudad gallega de Tuy en 1015, cuenta la leyenda cántabra que decenas de vikingos desembarcaron el la Playa de Laredo, y como la mayoría de los hombres de la zona se encontraban en plena campaña contra los musulmanes, fueron las mujeres las que tuvieron que darles la bienvenida…
Las mujeres de la localidad cántabra, más pícaras que los nórdicos, invitaron a los vikingos a una gran fiesta, en la que se les sirvió vino de Rivadavia a raudales. Cuenta Manuel Velasco en su libro » Breve Historia de los Vikingos» que debía haber alguna bruja de entre las mujeres, pues a todas las copas se les introdujo una sustancia hecha a partir de las hojas de boj…
Felipe II de España y Don Juan de Austria eran hermanastros, porque el segundo fue bastardo del emperador Carlos V, que mantuvo relaciones con Bárbara Blomberg. Como sabemos, la herencia del trono español fue a parar a Felipe, que heredó uno de los imperios más grandes de la historia, con territorios en América, Italia y Flandes y que se convirtió en Rey de España, Portugal, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Duque de Milán, Duque de Borgoña, Soberano de los Países Bajos y además, Rey de Inglaterra e Irlanda.
Sin embargo, por mucho que el primero fuera el rey, a lo largo de la historia hemos comprobado cómo Don Juan acabó siendo más popular, sobre todo por triunfar repeliendo La Rebelión de las Alpujarras y ganar la Batalla de Lepanto de 1571.
De hecho fue tras esta batalla cuando Felipe II empezó a recelar de su hermanastro, las tensiones se acentuaron y Don Juan empezó a sentir que sus planes de conquistar Inglaterra y casarse con María Estuardo peligraban.
Dispuesta a realizar una ruta de 47.000 km para convertirse en la primera mujer en culminar la vuelta al mundo (siguiendo la ruta del Ecuador), sólo le faltaban 11.000 metros desde Papua Nueva Guinea. Se dirigía hacia la isla Howland en el Pacífico, última parada planificada para cumplir el objetivo, a sólo 4.113 km de distancia, cuando de repente algo pasó, y nunca más se supo de ella…
Había partido de Miami el 1 de junio de 1937, dos años antes de la II Guerra Mundial, con su navengante Fred Noonan, y 28 días más tarde aterrizaron en Lae, en el continente de Oceanía, penúltima parada.
Debido a que la isla de destino (Howland) sólo tiene 1,8 km2, la armada estadounidense se ofreció para ir indicando, mediante el posicionamiento de distintos barcos, la ruta del camino…
Las últimas palabras de Amelia Earhart fueron «estamos en posición 157-337, repito el mensaje…»
Este escritor de música romántica era polaco, nacido el 1 de marzo de 1810, y muerto en 1849 en Paris (17 octubre); tenía sólo treinta y nueve años cuando murió. Su obra fue pequeña en comparación con otros grandes compositores y prácticamente toda fue compuesta para el piano. Su música era distinguida por la creación, dentro de esta estructura, de una enorme variedad de emociones. Era un Romántico, como Franz Lizst, Franz Schubert, y Robert Schumann, que eran contemporáneos. Se puede decir que encontró la inspiración que necesitaba en su propia vida y en las trágicas circunstancias de la historia de su patria Polonia.
Empezó con clases de piano a los siete años, tocando de cara al público con sólo ocho. A los 16 se apuntó en la Warsaw Conservatory para estudiar piano y composición. Después de visitar Viena varias veces decidió vivir en París, con 21 años. Ahí tuvo una liaison romántica con la escritora francesa George Sand. Con ella se fue a vivir al centro de Mallorca, en Villahermosa, donde contrajo la enfermedad que le mataría más tarde. Pero fue en la casa de su amante en Nohant (Francia) donde Chopin fue más feliz; compuso la gran mayoría de sus études, conciertos para piano, etc. Durante la revolución de 1848 se escapó a Inglaterra, donde pasó casi un año. Volvió a Francia con tuberculosis grave y murió un año después.
Desde luego fueron sus composiciones para el pianoforte lo que le hizo más famoso, especialmente el Fantaisie Impromptu, que cuenta con un movimiento lento, hermoso y lírico, aparte de una introducción y finale dramática, tremendamente difícil de tocar.
Obras principales
Piano = 12 études opus 10(1829) y 12 études opus 25 (1832-36).
Sonata opus 4 (1827), Sonata opus 35 (1839), Sonata opus 58 (1844).
Ballades, opus 23, opus 38, opus 47 & opus 52. Scherzos = opus 20, opus 31, opus 39 & opus 54.
24 preludes (opus 28), Fantaisie (opus 49), Polonaise-Fantaisie (opus 61), Nocturnes, Impromptus, Waltzes, Mazurcas, etc. Orquesta = Concierto para Piano No. 2 (opus 21), Concierto para Piano No. 1 (opus 11). Música de Cámara = Trío para Piano (opus 8), Sonata para piano y violoncello (opus 65). Canciones = Diecisiete cantos polacos (opus 74; 1855).
Estilo de música
Aunque compuso muy poco aparte de sus obras para el piano, Chopin se define como uno de los más grandes compositores líricos y románticos por su gran imaginación y su fastidiosa destreza. Compuso melodías muy personales y simpáticas, nunca sentimentales, pero siempre emotivas. Existe una pureza clásica en todo lo que compuso. No hay señal de un exhibicionismo excesivamente romántico. También hay que decir que, a través de sus notas, surge la gran tragedia de la historia de su Polonia natal. Cuando Robert Schumann escuchó una de la obras del entonces joven Chopin pronunció la famosa frase de: “Sombreros fuera señores, es un genio…”
¿Se puede bailar con la música de Chopin? Sí, porque hay Ballets que utilizan sus composiciones. Naturalmente, uno también puede bailar los Valses. ¿Se puede recordar la música por la memoria? Sí. Por ejemplo, todo el mundo sabe las primeras notas de su Marcha Fúnebre, una composición siempre empleada antes, durante y después de los funerales de jefes del estado. También todo el mundo (por lo menos los que han estudiado la música) pueden cantar con placer los movimientos lentos del “Moonlight Sonata” y la “Fantasie Impromptu”.
En 1453 la expansión musulmana había culminado con la toma de Constantinopla pero, para el disgusto de los cristianos, su avance no acabaría ahí. El Imperio Turco Otomano cuidaba mucho su flota e hizo de ella el arma perfecta para boicotear, a lo largo de todo el Mediterráneo, las rutas comerciales que unían a Europa con Oriente. En 1522 Solimán el Magnífico echó a los Caballeros de San Juan en Rodas, y en 1526 aplastó a los húngaros, dejando todo preparado para una futura invasión de Europa. Sin embargo, tras un largo asedio sobre Viena, Solimán tuvo que huir tras ser expulsado. En contraposición, aseguró todavía más su control sobre el Mediterraneo conquistando las plazas de Argel y Trípoli, y ya en 1570 los otomanos se hacen con el control de Túnez mientras Salim II toma Chipre, lo que provoca la reacción cristiana ante el riesgo de invasión.