Don Cristóbal de Olea no aparece en la Wikipedia, pero es el hombre que salvó a Hernán Cortés de morir en manos de los aztecas en dos ocasiones.
En palabras del mismo Bernal Díaz del Castillo, principal narrador de las hazañas de Cortés, Cristóbal de Olea era:
» … En todo lo que le venían hacer tan esforzado e presto en las armas, que le teníamos muy buena voluntad e le honrábamos, y él fue el que escapó de muerte a don Fernando Cortés en lo de Suchimilco cuando los escuadrones mexicanos le habían derribado del caballo «el Romo«, e le tenían asido y engarrafado para lo llevar a sacrificar; e asimismo le libró otra vez cuando en lo de la calzadilla de México lo tenían otra vez asido muchos mexicanos para lo llevar vivo a sacrificar, e le habían ya herido en una pierna al mismo Cortés, y le llevaron vivos setenta y dos soldados «.
Don Bernal no es el único que hace referencia a este hombre como El Salvador de Cortés, pues he encontrado otro libro que lo menciona como sujeto principal de su historia. ‘What IF’, libro editado por Robert Cowley, incluye un artículo de Ross Hassig titulado The Immolation of Hernán Cortés, en el que dice literalmente:
» Cortés escaped this fate only through the intervention of Cristóbal de Olea, who sprang to his defense, killed the four Aztecs who were dragging him off, and freed his leader at the cost of his own life«.
En Español: «Cortés escapó a este destino solo con la intervención de Cristóbal de Olea, quien saltó en su defensa, mató a los cuatro aztecas que lo arrastraban, y liberó a su líder a costa de su propia vida».
En el libro se explica que Cortés y otros 68 conquistadores fueron capturados por los aztecas. De camino hacia el Gran Templo, que podía incluso ser visto desde el campamento español, los aztecas mataron a los primeros 10 capturados, y tiraron sus cabezas hacia atrás para que los últimos españoles de la fila de capturados se estremecieran como hicieron. Los 58 restantes fueron llevados al Gran Templo y sacrificados, uno a uno.
Cortés era uno de los últimos capturados y por tanto iba al final de la cola. Cristobal de Olea y Hernando de Lerma vieron de lejos cómo se llevaban a su líder, y al darse cuenta de la importancia de mantenerle con vida, se dejó la suya propia matando a los 4 soldados aztecas que tenían capturado a Cortés.
Lo curioso es que esta es la segunda y última vez que Cristobal de Olea salvara a su señor. Ya lo había hecho anteriormente en Suchimilco (Xochimilco), como dijo anteriormente Bernal del Castillo, cuando los escuadrones mexicanos le llegaron hasta a tirar del caballo, y esta vez sólo, sin la ayuda de Hernando de Lerma, sacó sabe Dios cómo a Cortés del peligro de muerte.
Por último decir que Cristóbal de Olea tenía nada más que 26 años cuando murió, evitando con su muerte la de Cortés. Pero para la época dicha edad no se consideraba joven, visto que España tenía una esperanza de vida de 34 años en el Siglo XV y principios del XVI.
Leave A Comment