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Alfredo el Grande

Alfredo el Grande

Por Dean Swift. Tenerife. Islas Canarias.
El futuro fundador de la Universidad de Oxford nació en Wantage, (Berkshire) y viajó en el año 855 D.C. a Roma. Era el hijo menor de Ethewulf, rey de Wessex. Wessex era el más grande de los seis reinos de la Inglaterra de entonces. A los siete años, regaló al Papa varios artefactos hechos meticulosamente por artesanos sajónes. El Papa los recibió con dignidad y respeto, porque su padre, Ethelwulf, tuvo la suerte y habilidad de derrotar a los ‘Norsemen’ (vikingos daneses) en una batalla. Los ‘Norsemen’ temidos ya por todo el mundo conocido, eran ‘heathen’ (herejes).

El joven Alfred nunca olvidó la ciudad de Roma, marmoles, casonas, iglesias, fortalezas, piedra, plazas y, sobre todo, piedád. La diferencia entre Roma y el oeste de Inglaterra (Wessex) era incalculable. Wessex no era nada más que bosques salvajes, colinas de tiza, y pequeños pueblos de casas de madera, rodeados por muros de barro. Los ingleses del aquel entonces eran brutos e iliteratos.

Después de su regreso, los hermanos mayores de Alfred le enseñaron al pequeño principe las artes de un caballero sajón: la caza, auto-defensa, estratégia en batalla y la manera de matar. Los muchachos rapidamente descubrieron que el chiquillo, a la edad de nueve años, era agudo e inquisitivo, con suficiente inteligencia para poder leer libros, escritos por y para adultos.

Y entonces ‘The dreaded Norsemen’ (los terribles vikingos) invadieron otra vez. Navegáron desde Dinamarca y Noruega en sus barcos largos con la cabeza de un dragón en proa, bajáron los rios del Norte, matando y quemando donde querían. Nada y nadie podían con ellos. Robáron ganado y caballos, destruyeron iglesias, colgando (si tenían suerte) los curas de sus propios cruces de madera. Todos los ingleses, especialmente del norte, hombres, mujeres, ancianos, y niños, rezaban cada noche la misma oración: “From the fury of the Northmen, Good Lord, deliver us!” (Salvarnos, Buen Dios, de la furia de los hombres del Norte).

El rey Ethelwulf murió cuando Alfred tenía nueve años; el hijo mayor murió dos años después; el segundo murió seis años más tarde. El hermano Ethelred, reinó entonces con mucha ayuda de su hermano Alfred, de diecisiete años. Los hombres de la corte hablaban mucho de Alfred. Padeció de dolores de cabeza y otras enfermedades, pero su espiritu fue indomable. Literalmente rechazó estar enfermo, cuando cada guerrero sajón de Wessex estaba preparandose para luchar hasta la muerte contra los vikingos.

Un mal día un mensejero de Mercia (Norte) entró al galope con malas noticias. La ciudad de York ha sido saqueada con una cruente matanza. Entre los miles de muertos estaba el Rey de Northumbria, con todos sus obispos. Los daneses conquistaron el Reino. Luego, los vikingos arrasaron a East Anglia, y fundaron su cuartel general en Nottingham. El Rey de Mercia pidió ayuda a Ethelred. El ejército real marchó a Nottingham, acompañado por el joven Alfred. Ahora, por primera vez, el muchacho podía ver los famosos cascos adornados con cuernos, las camisas de malla y las enormes hachas. Pero no había batalla. Ethelred y el Rey de Mercia cometieron el primero de muchos de sus errores, dandoles a los vikingos oro para regresar a casa. Esta peculiar ‘estrategia’ se llamaba ‘Danegeld’. Los vikingos regresaron a casa, pero naturalmente por poco tiempo. Por fin, solo el reinó de Wessex se quedó independiente, y muy amenazado.

Como principe heredero, Alfred luchó en nueve batallas, en la defensa de Wessex por tierra y por mar. El asalto principal llegó hasta Reading, cerca de Londres. Ethelred y Alfred no podían con los hombres de Dinamarca. Aunque Alfred ‘luchó como un jabalí’ su hermano por fin les dió más oro – y los vikingos se retiraron. Ethelred murió joven, y de repente Alfred, con 22 años, fue Rey. Inteligente y astuto como siempre, Alfred permitió a los ‘Norsemen’ quedarse en Northumbria y Mercia, mientras él empezó a construir por primera vez en Inglaterra los comienzos del ‘Royal Navy’, y formando una series de ejercitos de profesionalas, y pagó a cada uno un salario. Alfred estaba preparandose para las batallas finales, después de ocho siglos de casi total dominio de los hombres de Escandinavia.

Cuando los vikingos atacaron otra vez, encontraron ejercitos suficientemente entrenados, y barcos de guerra. En una batalla tremenda entre los precipios de tiza cerca de Edington, los sajones lucharon con escudos de bronce y piel, y una espada nueva diseñada por Alfred. Por la primera vez, los vikingos perdieron confianza en sus famosas hachas. Luchando contra el rey-general vikingo Guthrum, Alfred, después de una lucha de dos semanas de sangre y matanza, todavía recordada por los ingleses en sus canciones, Alfred y su ejercito rompieron las lineas del enemigo.

Los Vikingos fueron derrotados. En vez de ordenar una gran matanza de los prisioneros, como de costumbre, Alfred ordenó darles de comer y beber, y les perdonó las vidas! Guthrum quedó atónito; en efecto, estaba tan desconcertado que pidió la conversión a la Cristiandad!

Conclusión

La grandeza de Alfred se encuentra más en la paz que en la guerra. Su país estaba devastado, sus pueblos, monasterios e iglesias estaban arruinados. Casas, aldeas y almacenes de comida decimados. Alfred dijo; “Casi no hay hombre en este Reino que pueda leer su propio libro de oraciones. Ahora voy a enseñar a todos, empezando con los niños”. Diseñó pueblos, iglesias, escuelas, y los primeros colegios mayores de Inglaterra, en Oxford. Se enseñó Latin en todos los nuevos colegios. Tradujó partes de la Biblia desde el Latin al ingles hablado en quella epoca por los sajones. Tradujó las obras del célebre autor-historiador Bede. Pasó cada día haciendo negocios con los representantes de otros países; en estudios, en oración, en arquitectura, en traducción y la enseñanza. Fundó veinticinco nuevas ciudades. Escribió un nuevo Código de Ley. Debatió con los capitanes de sus barcos e inventó la idea de mantener soldados a bordo de los barcos (marines). Se interesó en la astronomía. Invitó a los sabios de Roma a venir a Inglaterra como catedráticos. Enseño a los nobles que un reinó tiene que ser gobernado con justicia y merced.

Alfredo el Grande murió con casi cincuenta años, exhausto, y enfadado porque no había podido hacer más. Después de su muerte los ingleses le ortegaron un ‘título’ que no había existido antes y que no ha sido conebido a ningún otra monarca después: The Great.

By | 2010-01-20T15:59:00+00:00 enero 20th, 2010|Biografías, Historia General|2 Comments

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Licenciado en Periodismo por la San Pablo CEU de Madrid, Máster en Periodismo por la LSJ de Londres, Máster en Diseño de Páginas Web por Azpe Informática, diplomado en HTML, CSS, SEO y SEM en la ULL, Christian Crossing-Taylor disfruta escribiendo sobre marketing digital e historia. Es director de Online Marketing Dream y lleva las cuentas de varios clientes.

2 Comments

  1. Alfredo De La Rosa 29 marzo, 2016 at 3:51 pm - Reply

    Extraordinario conocer que un hombre sobrepaso su tiempo mas por sus actos de paz

  2. Juan Carlos Barreiro Canzobre 21 diciembre, 2020 at 10:52 pm - Reply

    Es impresionante lo que consiguió, y el ser recordado, despues de tantos años logró que su historia y vivencias, hoy en día se recuerden de tal manera.

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