Hace 5.000 años en Egipto, cuando a alguien le dolía una muela o se le picaba un diente, ¿qué podía hacer para remediar su sufrimiento y dolor? Lo crea o no, en el 3.000 a.C, ya se realizaban extracciones dentales además de tratar inflamaciones y reponer piezas fundamentales, estamos hablando de los orígenes de la odontología.
Hay pruebas de que durante la tercera dinastía egipcia ya existía la figura del cirujano dentista, encarnada en un hombre llamado Hesy-Ra, probablemente un importante dignatario de Menfis, que se ha convertido en el médico egipcio más antiguo de la historia y lo sabemos gracias a un panel de madera encontrado en una tumba del tercer milenio antes de Cristo cuyos restos se encuentran en el museo de El Cairo, bajo una placa que pone “Jefe de dentistas y médicos”.
Se dice que el remedio más practicado en aquella época para aliviar las infecciones dentales era la extracción del diente en cuestión, sin embargo, se dice que los primeros dentistas de Egipto perforaban agujeros a través de la cortical de la mandíbula para aliviar los dolores producidos por abscesos dentales (caries, diento roto, golpes, etc.)
Dos milenios más tarde, en el VI a.C, las escuela médicas odontológicas de Cirene, Rodas y Cos en Grecia se hicieron famosas por sus labores de enseñanza disciplinaria. Es en esta época y en Grecia cuando se dejan de lado las especulaciones y teorías filosóficas para dar cabida a las explicaciones científicas de los dolores de dientes. Es aquí, en la Grecia de a partir del siglo VI a.C cuando comienzan a buscar las causas de las enfermedades dentales.
Hipócrates, padre del Juramento Hipocrático, dejó un gran legado de escritos acerca de la cirugía y el cirujano, sobre cómo debe comportarse éste durante una operación. Hipócrates y el gran Aristóteles unieron fuerzas y conocimientos para escribir sobre procedimientos de esterilización usando alambres calientes para tratar algunas enfermedades de los dientes y tejidos orales. Además nos enseñaron muchas cosas sobre extracciones dentales y sobre cómo estabilizar fracturas maxilares y sustituir dientes ausentes.
Luego aparece la figura de Galeno de Pergamo (Siglo I d.C), que algunos consideran como el primero que recomendó “lavarse los dientes” frotándolos con una piedra abrasiva después de cada comida.
Entre el período de conocimiento dental griego y la Edad Media, podemos decir que fueron los árabes los que más avanzaron en el estudio de la disciplina. Los califas de Bagdad tradujeron los escritos de Galeno, Aristóteles e incluso Plinio y luego desarrollaron muchas técnicas que luego fueron adoptadas de nuevo en Europa. Ali ibn-Sahl Rabban at-Tabari sobre el año 850, escribió un libro llamado el Paraíso de la Sabiduría donde trata levemente la Odontología. Luego Abu-Bakr Muhammad ibn-Zakaiya al-Razi (841-926) escribió el Kitab al-Mansuri, quizás el primer libro de todos los tiempos que detalla la anatomía dental. El mismo Mahoma hacia el año 570 introdujo los rudimentos de la higiene oral en el mundo árabe. Recomendaba limpiarse los dientes con una Siwak, una rama que contiene bicarbonato sódico y ácido tánico, además de otros elementos beneficiosos para las encías.
Y con esto, si me permiten, llegaríamos a la Edad Media que comprende desde el siglo V al XV, donde deberíamos destacar la medicina monástica, ¿cómo no? Y los primeros avances desde la universidades europeas. Aquí tenemos que destacar a la Escuela Médica de Salerno y también las aportaciones de los primeros hospitales del Imperio Bizantino.
Pero más incluso que la Edad Media, hay un hecho que lo marca todo, la aparición de la imprenta durante el Renacimiento, he aquí cuando todas las enseñanzas pueden convertirse en eternas, ya que pueden ser volcadas en libros. Así, aparecen escritos como el de Francisco Martínez de Castrillo, que trata puramente sobre Odontología y se titutla “Coloquio breve y compendioso sobre la materia de la dentadura y maravillosa obra de la boca” que fue escrito en 1557.
Estos avances serán seguidos de otros descubrimientos e inventos durante la Edad Moderna. A principios de la 2ª mitad del s. XX comienzan a salir novedades revolucionarias en el mundo de la Odontología que mejoraban notablemente los avances realizados en los siglos XVIII y XIX, los dientes de repuesto de porcelana, el hilo dental de seda, la cura para la hipoplasia de esmalte, el caucho vulcanizado, procedimientos quirúrgicos, descripciones anatómicas.
En fin, una amalgama de conceptos que ya no eran nuevos y que ayudaron en demasía a que en el siglo XX se avanzara en todos los aspectos de la Odontología moderna que conocemos hoy: implantología, periodoncia, ortodoncia, radiografía dental, radiación X, tubo de rayos catódicos, novocaína, penicilina, cirugía oral o maxilofacial, anestesia oral, rellenos blancos de resina, primera silla dental totalmente reclinable, cepillo dental eléctrico y un gran etcétera que cada día que pasa nos otorga nuevos avances, lo cuales van revolucionando el campo de la odontología facilitando el trabajo diario a los dentistas de todo el mundo.
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