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Felipe II de España

Todo el que se considere madrileño y se sienta orgulloso de serlo ha de saber que si no fuera por Felipe II, «El Prudente», quizás Madrid nunca se hubiera convertido en lo que es, que además no es nada en comparación con lo que fue, respecto a su importancia en Europa y América.

Este hombre reservado y tímido, al que sin embargo le gustaban las fiestas nocturnas, gobernó el sistema político más grande del mundo y lo hizo convirtiendo la capital española en el centro político por excelencia. No es una exageración decir que el Imperio en el que tuvo el privilegio de reinar, fue veinte veces más grande que el Imperio Romano.

Fue el primer imperio global, porque su extensión abarcaba todos los continentes. Felipe II fue Rey de España, Portugal, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Duque de Milán, Duque de Borgoña, Soberano de los Países Bajos y para el que no se lo crea, Rey de Inglaterra e Irlanda.

Es en esta época cuando aparece movimientos culturales como el Renacimiento, gente como Cervantes, Lope de Vega, El Greco,
ciudadelas como la de Pamplona, monasterios como el de El Escorial (imagen, que cuando quieran vamos a ver en persona), en fin, de ahí que el siglo XVI y parte del XVII pasaran a denominarse «El Siglo de Oro».

En esta página sería imposible narrar todo lo que aconteció durante sus 71 años de vida, pero sí que podemos hablar sobre los que considero sus mayores logros o avances. Sin duda algo que nos suena a todos es la «Armada Invencible», que en realidad no se llamaba así sino «la Grande y Felicísima Armada». El gran logro fue la construcción de galeones, que juntaban el concepto de gran barco de transporte con el de gran artillero. Eran barcos de transporte completamente armados para defenderse de corsarios y piratas.

En segundo lugar, aunque realmente fue su padre (Carlos I) quien los creó, Felipe II se encargó de convertir los Tercios de Flandes en las unidades militares más prestigiosas del momento. Su valentía y tozudez fue conocida en todo el mundo, y eran especialmente expertos en asedios. Fueron decisivos para Felipe II en sus conflictos contra franceses, holandeses e ingleses. Además contó con lo que muchos historiadores consideran los mejores generales de la época: El Duque de Alba, Alejandro Farnesio, Álvaro de Bazán y Juan de Austria.

Creó además la mejor red de espionaje de la época, dirigida por Bernardino de Mendoza, que ya utilizaba tácticas -ahora utilizadas por los estudiantes más pícaros- como la de la tinta invisible y la escritura microscópica. La escuela instruyó al que mató a Guillermo de Orange (rebelde y protestante), Balthasar Gérard.

Felipe II vio oportuno crear lo que luego se llamó el Camino Español, que tenía como objetivo transportar de manera segura todo lo que hiciera falta para la guerra en Flandes. De ahí, que el camino comenzara en Milán y acabara en los Países Bajos.

Sin duda aunque no sepamos por qué ocurrió o contra quiénes combatimos, a todo el mundo le suena la Batalla de Lepanto, que no analizaré aquí porque la trataré en detalle algún dia de estos, pero quizás fue la única batalla ganada por los católicos (La Liga Santa formada por Roma, Venecia y Génova) contra el Imperio Otomano, que ni siquiera los fundadores de la Leyenda Negra tuvieron agallas para menospreciar esta victoria de Felipe.
Pero no fue esa la única batalla que tuvo que librar, como es de esperar. Está claro que un imperio tan grande debía estar luchando continuamente para mantener sus fronteras, pero la cosa se ennegrece cuando además tienes que sofocar rebeliones internas.
Felipe II tuvo que enfrentarse y solucionar conflictos como la Rebelión de las Alpujarras, la crisis de Aragón, las guerras contra Francia, Países Bajos, Inglaterra y todas las que tuvo en América, que no fueron pocas. Aquí dejo a este personaje que ha sido visto como un monstruo por la historiografía inglesa, francesa y holandesa, pero volveremos a él continuamente pues fue protagonista en muchas batallas que aqui narraré.