En la segunda mitad del siglo XVII, en pleno Barroco, en un momento en que España acababa de conocer la figura de Cervantes y empezamos a concederle importancia a artistas como Quevedo, Lope de Vega, Góngora y un sinfín de nombres del Siglo de Oro Español (XVI y XVII), muchos españoles decidieron abandonar la metrópolis e ir a vivir a alguno de los otros territorios que conformaban el entonces Imperio Español.
Este es el caso de Miguel de Ávila y Amaya y su mujer María de Illescas y Morales, una pareja originaria de Tarifa, en la actual provincia de Cádiz, Andalucía, que decidió moverse a la Habana y vivir cerca de la Villa de Guanabacoa en la segunda mitad del XVII y que sin saberlo iban a ser los principales descendientes del IV Conde de Pozos Dulces, que tanto hizo por impulsar la agricultura de Cuba, hablamos de Don Francisco María de la Merced de Frías y Jacob, Gutiérrez de Padilla y Martínez-Heto. (más…)